“Para todo mal… mezcal y para todo bien pus también” sabiduría popular

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Existen lugares comunes de los cuales es necesario fomentar la teoría, cosas que ya sabemos y que debemos reforzar. El fenómeno del alcoholismo es una herencia bien documentada por la tradición escrita, sabemos que desde hace siglos al ser humano le encanta ponerse buenas guarapetas. Alcoholismo es una palabra fea de pronunciar, con una clara connotación negativa. La palabra normalmente deriva en una frase más compleja, estado de ebriedad. Y esta última frase es un delito penado, no sólo por las instituciones jurídicas, también lo es por nuestras conciencias.

Lo cierto es que la sociedad siempre ha ofrecido una especie de status positivo a un buen briago (el bien portado, y que aguanta un chingo). Muchos lo consideran la mejor manera de hacer amigos, su factor socializador es evidente, y no lo pondré en duda. El factor negativo es criticado de manera más constante, con más argumentos peyorativos que objetivos, pero no por ello falsos. El estado de embriaguez hace malos ciudadanos, corrompe lo más tierno y puro de nuestras generaciones; en casos extremos incluso les quita la virginidad.

Los recuerdos son un agente patógeno íntimamente relacionado con el consumo de alcohol, son la desdicha que el alcohol hace que el cerebro expulse, ya que es imposible librarnos de todas las cargas sociales que llevamos en nuestro interior. El alcohólico no puede amar, es imposible creerle a un briago que diga estar enamorado; el proceso biológico revela que las personas en estado de ebriedad se encuentran deprimidas, y la depresión nunca ha tenido una comunión especialmente útil con el amor. Tal vez la melancolía se pueda interpretar como una consecuencia del amor, pero en ese caso es muy diferente a la depresión del briago, porque el briago tiene inhibido el sistema nervioso central por lo que no es capaz de amar en su totalidad, es decir, con todas sus capacidades humanas; al contrario el melancólico sobrio está en uso de la mayoría de sus capacidades cognitivas, aunque se usen para pensar estupideces, tal vez por eso sí puede amar.

La música es el recuerdo bastardo en el proceso de alcoholismo. La música nos regresa al pasado, el alcohólico la valora como su mejor compañía, lo único que pudo haber sobrevivido a su estupidez. Siempre hemos tenido la habilidad de recordar las cosas cuando volvemos al lugar en que las pensamos. Exactamente eso hace la música, te regresa a algún lugar en el que ya has estado en tu mente, te regresa a los primeros momentos de tus construcciones mentales, por eso el alcohólico las valora, por eso el alcohólico dirige sus orquestas imaginarias.

En los días de “celebración” como el pasado 15 de septiembre muchas personas no estamos celebrando (ese es sólo el pretexto), en realidad estamos buscando deprimirnos, porque muy en el fondo sabemos que algo no marcha bien con la vida en sociedad. Elegir entre una democracia a medias y entre una dictadura total siempre ha sido cosa fácil, aunque a veces las fronteras entre una y otra se borren de manera clara. La verdad es que pasamos la vida quejándonos de lo horrenda que es la vida, y no analizamos que la vida humana, desde la prehistoria, nunca ha sido un paraíso. El paraíso o la edad de oro pagana, nunca existieron en la realidad; la tradición escrita nos revela que lo único que ha existido por siglos que realmente hace felices a los seres humanos son las bebidas alcohólicas, y el punto paradójico es que nos hace felices por el momento de éxtasis en el que se entra en un principio, pero uno ya no lo es cuando dejamos de ser nosotros mismos para transformarnos en zombis, cuando el sistema nervioso central ya no nos impone limitaciones. Y menos feliz debería ser el alcohólico cuando empieza a reconocer que su alcoholismo sólo sirve como justificación/razón de su sistema social injusto, haya sido el hombre prehistórico o el hombre moderno.

Las nuevas imposiciones, o impuestos

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Con tanto impuesto creo que voy a tener que dejar de fumar en 2010. Con seguridad la mejor manera de combatir el tabaquismo es atacando los bolsillos de las personas; pero en realidad es una estrategia más culera la que usa el gobierno, sabe que los fumadores estaríamos dispuestos a pagar cantidades exorbitantes por una cajetilla. El tabaquismo ha sufrido un repliegue en los últimos años, afortunadamente, pero vemos que en la realidad lo que el gobierno quiere no es combatir de fondo el problema de salud, quiere explotarlo lo más que se pueda, está traficando con nuestros errores.

Por mí que aumenten los impuestos a los cigarros, ni pedo, vuelvo a los faros. Pero que aumenten el precio de las medicinas sí es una total falta de respeto, y de ética, sólo demuestra el interés del gobierno y de las farmacéuticas por rasguñar un poco más en los mercados más productivos. Nunca me ha sorprendido ni he negado la posibilidad de que haya personas muy interesadas en mantener al mundo enfermo, incluso personas con la intención de enfermarlo aún más; siempre he tenido esas teorías de la conspiración en un 50-50, nunca he sido capaz de confiar del todo en los teóricos de la conspiración o en el gobierno.

Afortunadamente no soy un experto en el tema de la economía, porque si lo fuera estaría igual de perdido que el gordito de Carstens. Es cierto que se necesita una reforma de fondo, pero más bien debería ser cultural. La posibilidad de pensar en una economía que no dependa del petróleo es ilusoria, no estamos en capacidades materiales ni ideológicas para competir de manera real en la economía global. Si queremos un cambio debemos modificar esas condiciones, deberíamos convertirnos en verdugos y no en mártires, y las dos cosas son despreciables.

Sólo viviremos una puñetera vez, y eso a veces me pone de mal humor pensarlo. No se puede evitar andar perdido por la vida, pero cuando esa confusión es generada por nuestra falta de capacidades me pongo de peor humor. Lo del secuestro del avión es una prueba más a nuestro intelecto, no creo que sea una distracción, por definición sólo los estúpidos se distraen; y en verdad que yo no considero a ningún ser humano estúpido, bueno la verdad es que sí hay muchos.

Es lógico aumentar los impuestos en productos dañinos para la salud, y que son rentables. Lo que no es lógico es andar en una sociedad que no tiene sentido y que cada vez se va perdiendo más en sus errores, una economía que no funciona y nunca funcionara sólo significa que no pertenecemos a este mundo.

Materia pensante

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El hecho más impresionante de la creación es que el ser humano pueda realizar tantas conexiones cerebrales. Sin duda el cerebro humano es uno de los productos especializados más impresionantes de la naturaleza. Todo lo que en su mayoría está conformado por hidrógeno, sin duda alcanza un punto culminante en el surgimiento del cerebro humano. No es algo menor el grandioso pedazo de materia que cargamos en el cráneo, es hermoso.

Siempre me ha causado impresión el saber que podemos crear todo un mundo con nuestros cerebros, un mundo que no existía, el cual hemos fabricado. Ese mundo es nuestro, creado con los miles de millones de cerebros que han existido en la historia, sólo algunos han logrado sobresalir, es cierto, pero eso no quita el valor de los demás. Si pudiéramos quitarle el valor a las generaciones pasadas estaríamos en graves problemas, simplemente dejaríamos de existir; porque aunque el cerebro es un pedazo de materia maravilloso nada sería sin la evolución constante y retroalimentación de su conocimiento. Desde la primera piedra utilizada como herramienta hasta los satélites el cerebro ha creado todo un mundo. Él es el hecho fáctico por el que existe la sociedad.

El cerebro es el órgano que nos permite convencernos de lo que somos, ya que a través de él sentimos el mundo. Es venerable honrar a nuestro conocimiento, el poco que hemos conseguido alcanzar. Si algo es seguro es que nunca lograremos descifrar del todo el misterio que se oculta en la parte superior de nuestro cuerpo. Es difícil comprender toda la morfología del cerebro, cada parte de él es importante y gracias a su genial composición podemos descubrir el camino que lleva a nuestro interior, qué más se puede pedir.

Estoy convencido de que muchas personas se han dado cuenta de la genialidad que significa ser un Homo Sapiens, no somos una simple taxonomía de la biología, es cierto que somos animales, pero nuestro cerebro nos da la oportunidad de tener esa humildad ante lo inmensa que ha sido la obra de la naturaleza. Tenemos grandes problemas que resolver y el único camino es aceptar que estamos aquí para darle el mejor uso a nuestro cerebro, porque todo nuestro mundo se crea gracias a él.